El dragón porteño

En pleno barrio chino, sobre la calle Arribeños, está este local, que no se distingue de la marea de locales por nada en especial, solo que tiene cierta fama de comida sabrosa y atención rápida. Toda una experiencia, dejarse llevar, ir en grupo, pedir varios platos y probarlos todos. Es una experiencia divertida y la comida china no defrauda, pues los sabores no son tan diferentes a lo que estamos acostumbrados. Los precios suelen ser accesibles en todos los sitios.
La decoración es nula, con algunos detalles típicos, como casi todas las cantinitas de esta zona.El servicio fue amable, sin grandes estridencias. Detalle: los palitos hay que pedirlos, solo hay tenedores en las mesas. Tener en cuenta que las porciones ,son muy abundantes.
El té de zapallo, dulzón y con retrogusto a las semillas tostadas, es muy recomendable, con hielo ($4) Combina perfecto con el pickle de zanahoria y repollo que traen antes de la comida.
Pedimos las empanaditas chinas (fritura grasosa) $4 la porción de 4. Chao fan mixto, rico, con los granos de arroz bien separados, llegó un tanto tibio. Chao Mien mixto, muy sabroso, con gusto ahumado, fideos del tipo spaghuetti $13. Lo mejor de lo que probamos: el pollo agridulce, en su punto justo, con trocitos de ananá y un claro gusto a mermelada de damasco, brillante, crocante y a la vez tierno, muy bueno.

Mi puntaje: 6,5.

Arribeños y Mendoza.