martes, 28 de febrero de 2012

El español

Si de bodegones se trata... cada uno podrá recitar sus favoritos. De eso no hay dudas, tal y como en materia de pizzerías o de parrillas, cada quién defenderá el suyo con verdadera pasión futbolera. Por si alguien está perdido, le comento: hablamos de esos restaurants con fea decoración, con mozos con memoria prodigiosa, con cartas super extensas donde conviven el salpicón de ave y el lenguado al roquefort. Esos que tiene al menos 30 años con las puertas abiertas, donde las papas fritas Mc Cain no entraron jamás y el vino se sirve en jarras de 1/4, 1/2 y litro.

En este caso, la esquina que ocupa, no tiene ni uno ni 2 pisos... nono! ocupa 3 (tres) pisos con parrillón en la vidriera, despacho de comidas para llevar, pelotón de motos para el reparto y una cola eterna que desciende por las escaleras esperando que un señor mayor con corbatas de personajes de dibujitos animados los acomode en alguna mesa.
El servicio es muy muy bueno, los mozos tiene paciencia, cambian las guarniciones sin chistar, consiguen pancitos negros, sonríen ante las bromas de los clientes, jamás se olvidan el hielo y suben y bajan escaleras con inmensas bandejas cargadas de comida. 

Como acá se viene a comer comida de toda la vida, pedimos lengua a la vinagreta ($23 la media porción) que viene en gruesas fetas tiernísimas y con la salsita un tanto excedida en vinagre y pasada por la procesadora por encima. También las rabas ($46) ni muy muy ni tan tan, aunque notablemente sequitas. Y para terminar el trío de clásicos el pollo a la provenzal ($69 el medio... comimos 3) que sale en bocaditos con papas noisettes de las de verdad. Los postres se veían bien, pero no compramos. Ojo que aunque es un restaurant muchos piden parrillada y pizzas.


Mi puntaje: 7


Rincón y Alsina, no hacen reservas.




Wendy´s

Hubo un tiempo que fue hermoso y fui libre de verdad... eran los dorados años del Menemato, y las cadenas se pechaban por instalarse en el país, por fin eramos del primer mundo y nuestra moneda valía! Por fin podíamos atiborrarnos de Dunkin Donut´s , de helados de Baskin Robbins, de pizza Hut y de las hamburguesas de la muñequita pelirroja, que con cada inauguración inflaba un ejemplar gigante de la nena vestida de celeste y la ponía sobre el techo de los locales, altamente efectista, no lo vamos a negar! Los tiempos cambiaron, los inversores huyeron todo fue caos y descontrol y solo pudimos masticar modestamente lo que nos ofrecína Burger o Mc Donald´s que se volvieron más tiránicos y mediocres que nunca. 

Pero el que tiene la suficiente paciencia, en este bendito país cíclico, puede en este mismo momento ir hasta Cabildo y entrar en un local ultra moderno, con máquinas de Coca Cola que simulan ser vasos gigantes con la bebida carbonatada llena de hielo y gas. Sí señores! Wendy´s volvió y promete  no volver a abandonarnos! El local estaba lleno de:
A) Cuarentones con sus hijos a los que quieren adoctrinar
B) Adolescentes que comieron en los locales de EE.UU. y van el tropel con los amigos
Las buenas: las papas siguen siendo absolutamente geniales, son más generosas con el jarabe de las gaseosas por lo tanto son mucho más ricas y las hamburguesas siguen siendo cuadradas (no recortamos la calidad, decían otrora). El chili sigue existiendo, las ensaladas siguen siendo perfectas y el frosty de chocolate volvió con todo.
Las malas: las hamburguesas son de carne grasosa y grisácea. El pan si bien sigue en la onda dulzona, no tiene casi nada que hacer al lado del que nos solían dar y el bacon es tan feo como en sus competidores. El ketchup ahora lo dan en sobrecitos (antes había dispensers) y copiándose de los Arcos Dorados, abrieron una cafetería que ocupa la mitad de una planta baja escasa.
Pedimos 2 combos (alrededor de $42 c/u) y salimos rápidamente, como si temiéramos que la sombra de lo que fue, pudiera devorarnos.

Mi puntaje: 7



Pizzería Imperio

Me habían hablado mucho mucho mucho de esta pizzería declarada lugar de interés cultural por la Ciudad de Buenos Aires... En la esquina de Corrientes 6899 frente a la Estación de Chacarita, está desde 1941, año de su fundación.

Es un lugar ruidoso, con mozos que te ignoran o te maltratan, con una limpieza deficiente, con mucha gente que come al paso en los mostradores (será para huir rápido?) Con ese aire de pizzería porteña indescifrable y a la vez tan reconocible!! Esa cosa desangelada y fuera de tiempo que encanta a tantos... vaya uno a saber por qué.
Y ahora: LO IMPORTANTE! ese disco de masa gordo y grasiento, con una salsa fea, llega a la mesa tibio, con porciones que rozan los $7 en casi todos los casos. La de jamón y morrones es directamente para prender fuego el lugar... que es esa feta inmunda de vaya uno a saber que con aspecto de cartón prensado? Ni la peor de las paletas, tiene un aspecto tan lamentable. La de anchoas es pasable, aunque hay que quitarle la mitad de la insípida masa para lograr un equilibrio de sabores. La de fugazzetta no tiene pero NADA que hacer al lado de la de El Cuartito.
Que le vamos a hacer! OTRO MITO de la porteñidad derribado.

Mi puntaje: 4