
Una esquina en Caballito, con asador criollo, bien puesta y simpática... hasta que te acercás a la puerta y te topás con el vidrio pintado con la siguiente leyenda "no tenemos teléfono, no tenemos delivery, no se permiten carritos de bebé, no se permite reservar la mesa hasta que todos estén sentados, nuestros mozos no son profesionales, no abra la puerta, espere a ser atendido, no operamos con tarjetas de crédito, ni de débito ni tickets.... " NO, NO Y NO!!! parece ser el lema del lugar...
Así y todo, nos aventuramos a entrar, para vivir la experiencia... nos iríamos apaleados por los mozos?
El lugar es simpático, con mesitas cancheras, y gueridoncitos, lindas cortinitas y puesta campera y un gran sulky en el entrepiso. La extracción es una calamidad, y te vas con el olor a toooodoooo lo que se cocine.
El servicio, que es de lo más criticado por allí, fue correctísimo, amable, ofreciendo chimichurri, por ejemplo y atento a los puntos de cocción pedidos y a los aderezos. Fuimos temprano y lógicamente, se pueden tomar más tiempo en esas circunstancias.
Los precios están muy bien, salvo el servicio de mesa, que es para mayores y menores $5 y consta de : NADA, ni manteca, ni queso untable, ni empanadita de cortesía... Pedimos una picadita de achuras ($9) correcta, tanto en cantidad como en variedad y temperatura, una provoleta ($8) que estaba sin pelar pero era sabrosa. Una ensalada mixta de radicheta muy fresca y abundante $7. Matambrito tiernizado (un manjar) $12 y unas papas fritas, riquisimas, doraditas, finitas, crocantes y en una platina muy generosa $7. De la carta también: lechón, chivito o cordero $18, pamplonas con papas fritas $19, postres clásicos y entradas caseras.
Para estar en Caballito, cierra.
Mi puntaje: 7
Pedro Goyena 300 (teléfono no tienen y no serviria de nada, a juzgar por la leyenda q nos recibe)