jueves, 31 de marzo de 2011

Le Shop


Cómo sería el supermercado ideal? prolijo, limpio, iluminado, con góndolas que contengan productos originales, donde el personal sea amable y sin colas!! Bueno... doy fe de que existe!  
Varias veces hice mi pedido en Leshop, que es un supermercado virtual, para visitar desde la cama mientras desayunás o desde la oficina, con la ventaja sobre las grandes cadenas que ofrecen lo mismo, de que la atención es personalizada, cumplen con los horarios que te proponen y lean con atención estas 2 cosas!! - mandan por mail la foto del cadete que viene a traerte las cosas, para que todo sea más seguro. - separan las compras en bolsitas de colores según en sector de la casa donde se consumen (y son 100% reciclables y super cancheras)  
He pedido bebidas para una fiesta numerosa y me prestaron cajones de 12 para que fuera más fácil trasladarlas, siempre (SIEMPRE) todo me llegó con impecable cadena de frío. Es alrededor de 20% más caro que el súper de la esquina y el surtido quizás en algunos rubros, no es el ideal pero... toda la experiencia vale la pena!!

miércoles, 30 de marzo de 2011

Porota


Imagínense este escenario: una vecina abre la puerta de su casa, pone 3 mesitas en la vereda y sirve comida casera. Suena genial, no? así te sentís cuando comés en la veredita soleada de Porota. Es cálida, con rica comida de la que te hacía tu abuela con una vuelta de rosca, con platitos de café mezclados y una onda informal, que se agradece. Una guirnaldita de tela por acá, una reposera con una manta por allá, y toques de encanto por doquier. También con un bañito donde los empelados cuelgan su ropa y al que se llega atravesando la cocina...  

Pero... también se van a sentir atendidos por la sobrina torpe de la vecina, con un delantalito a la cintura, que no puede retener la lista de dos (2!) bebidas y quién las pidió... me explico? El servicio es leeeento... para el plato del día esperás 20 minutos y sin ni pan con manteca para picotear. Se olvidan de todo, pedís varias veces las cosas, el café te lo traen sin endulzantes y hay que pedirlos, y eso fastidia! Entre la cocina y la vereda, hay 20 pasos. De todos modos, nadie puede ir a un lugar así y esperar que lo atiendan profesionales de saco blanco, así que se la perdonamos.

La comida es rica de verdad. Sin vueltas. Pedimos brótola al verdeo con puré rústico ($35) el pescado en un punto genial y el puré con cascaritas. También una provoleta con colchón de rúcula y tomates concassé ($30) los 2 platos venían acompañados con una bebida: agua o té (en un arranque de fundamentalismo, solo hay té, licuados y aguas...) Acompañamos el cafecito con un muffin de chocolate y ciruelas ($8) chiquitín y un poco seco, y una porción de budín de mandarinas, que es la especialidad de la casa, bien húmedo, sabroso y amarillito, con baño de glasé ($10) como lo hacían mis abuelas. Para hacer fiaca en la vereda y comer al lado de los actores que huyen de las productoras para ver la luz del sol (a mí me tocó Rafael Ferro al lado y es más lindo que en la tele!)

Mi puntaje : 8


Gorritti 5881

martes, 22 de marzo de 2011

Quinta fresca


Quinta fresca es un delivery de verduras orgánicas, que complementa su oferta con flores, quesos, carnes, salsas, pollos y huevos. También tienen unas muy buenas pastas caseras. Agregaron vinos, aceites de oliva y dulces. Quinta fresca tiene además, una manera de entregar los productos que garantiza su vida lozana lo máximo posible: sólo tienen productos de temporada (con una descripción de cada cosa que está a la venta) las verduras vienen en bolsas microperforadas, las flores con capuchones de cartón y lo que se puede machucar, en descartables. Las lechugas parecen arreglos florales dignos de un hotel y se consiguen unas hierbas frescas increíbles (ciboulette, salvia, romero, albahaca, perejil, cilantro) en atados de un tamaño razonable. Y un capítulo aparte son las rarezas: acelga de tallo rojo o amarillo, morrones amarillos bien carnosos, limones de caipiriña, maracuyá, y productos estacionales. 
 
Entregan a domicilio, según la zona, 1 o varias veces por semana, el pedido mínimo es de $150 incluyendo el costo de envío que es de $20.

www.quintafresca.com.ar

miércoles, 16 de marzo de 2011

La Popular


Dando vueltas por el Abasto, llegamos a esta esquina bonita, donde la parrilla promete ser la estrella secundaria, ya que la decoración futbolera reina y está bien lograda. Desde los cartelitos que indican "vestuarios" para los baños y demases, camisetas colgadas como guirnaldas, botines y un canal clavado en partidos de fútbol. Hasta acá, todo bien! Grandes ventanales rodean todo el local y las mesas tienen una distancia adecuada.   

Pero... El servicio da pena, desganadas y arrastrando los pies desde las 20,30 hs. las camareras pueden ser encontradas en el baño, sentadas y mandando mensajes de texto. Los platos con los que tenés que sobrellevar toda la comida, son de postre y no de plato principal y cuesta maniobrar con la comida dentro de las reducidas dimensiones. Ubre "no hay", mollejas "no hay", Agua Ser " no hay" aunque todas figuran en la carta, claro.  

Pedimos una milanesa con papas y huevos ($37) gruesa y dura, costaba tragarla, no así las papas fritas bastón hechas en el momento y sacadas perfectas... aunque los huevos ya llegaron reventados a la mesa... una pena. También pedimos vacío al spiedo que se promocionaba como de lo mejorcito de la carta ($39) llegó seco aunque rojo por dentro, con el cuero petrificado y quizás un poco tibio. Para acompañar una ensalada mixta de radicheta ($21) liliputience... A oso postres no llegamos (huimos antes)

Mi puntaje: 5


Lavalle 3602 (Obvio! no es necesario reservar)

sábado, 12 de marzo de 2011

Alé Alé


De los creadores de Don Battaglia, La Soleada, Los chanchitos y demases y calcado de los demás, desde el barril de maní hasta el ruido molestísimo sin ahorrarnos las mesas apiladas: Alé Alé es honesto en lo q uno se va a encontrar. Es una parrilla grande, de porciones generosas, con animadoras para los chicos, mesas numerosas y salad bar correcto. El servicio es atento a los detalles y las necesidades, con mozos de oficio competentes y capaces de hacer malabares con montones de pantagruélicos platos aunq tengan q subir escaleras cargados. El vestuario es demodé (creo recordar salvajes combinaciones de bordó y amarillo pero quizás (ojalá) me equivoque. El pan de pizza del principio, convence y mucho. A estos sitios, se va a comer. Todo es grande, chorreante, abundante, generoso, goloso y a veces, exagerado. Los precios son altos pero todo es para compartir lo cual acomoda el bolsillo aunq el resultado final no sea tan económico. Ideal para quienes aprecian los ingredientes apilados e innumerables (y tambien para los q gustan de las carnes, justo es decir q muchos cortes enteros como la colita de cuadril, salen muy bien). Yo pedí mollejas (gomosas y un tantín quemadas) a $57 la media porción. Vi pasar una milanesa enorme compartida entre 3 con rúcula y parmesano, unos ñoquis verdes tentadores. Un plato de lomo salseado a $79 y un matambrito de cerdo a $59. Lo llamativo del caso (lo engañador, diría yo) es el salad bar incluído en el cubierto (q ronda los $20) donde se pueden encontrar vegetales crudos y cocidos, legumbres y algunitas especialidades (aunq supo tener tiempos de gloria, con ensaladas con champignones o queso... desaparecidos hoy en día). En cuanto a los postres: son compartibles comodamente entre 3, rondan los $35 y no se les ocurra pedir el brownie!! exceso de harina y falta de chocolate... un pecado. El resultado final, sin vino y compartiendo todo todo es de alrededor de $80 por persona. Hay opciones mejores por ese precio, lo juro!

Mi puntaje: 6;5


Angel Gallardo y Jufré

domingo, 6 de marzo de 2011

La Baita


La Baita debe su nombre a los refugios de montaña del norte de Italia, es una esquina de Palermo, muy clásica, pensada para gente grande, se nota en el tamaño de la letra de la carta, en la iluminación, en los colores clásicos, y en una carta super conservadora. Las mesas son lindas, con doble vidrio por donde se ven semillas y fideos. Pero usan unos caminitos estrechos e incómodos para solucionar no taparlas con manteles ni dejarlas sin nada y en el camino incomodan, se corren, se enredan... una lástima. Un punto a favor: el salón tiene un nivel de ruido agradable.

El servicio es... errático... si bien parecen estar atentos a todos lo detalles, como cada camarero tiene una enorme cantidad de mesas a su cargo y en esa vorágine... te quedás esperando un queso rallado que nunca llega mientras ves a lo lejos al mozo, levantando manteles. Hago especial mención al tema del queso, tratándose de un restaurant italiano: el sistema se basa en unas 2 ó 3 queseras a pilas, que los camareros utilizan por sobre tu plato de pastas (justito al lado de mi mesa, le hicieron al mozo un chiste sobre si podía recortarle las patillas después de servirle el queso...) por lo tanto, uno es rehén del mozo y de sus tiempos y de la cantidad que este decida ponerle a nuestro plato... deberían reveerlo.

La comida está bien, correcta, las porciones no son abundantes y no hay demasiadas innovaciones. La panera carece de panes con corteza dura que le hagan frente a las texturas blandas de la cocina italiana. Pedimos la Bresaola (que es un fiambre típico italiano hecho con peceto, $42) sale con canasta de parmesano, alcaparras fritas, vegetales salteado y rúcula, todo demasiado salado, lo cual lo hace menos disfrutable; sale con una ensalada de rúcula y entre las capas hay jamón crudo y oootra canasta de parmesano. También pedimos los canelloni ($39) de ricotta y espinaca gratinados y con un pronunciado sabor a nuez moscada. No pedimos postre porque no nos tentaron.

Mi puntaje: 7

Thames 1603 4832-7234