El sitio es grande como un galpón, con mesas sin manteles, algunas de ellas, altas, un entrepiso cómodo y una acústica mala, reforzada por la gran proliferación de mesas numerosas. La decoración es sencillo, algunos cuadros, algunos colores, no mucho más.
El servicio es correcto, pero se ponen de mal humor si se les piden demasiadas cosas... hummmm mal mal mal!
Pedimos una picada de campo ($98) la grande, para picar entre 5, que estuvo muy bien: jamón crudo, bondiola, queso de rallar, mortadela, matambre casero (lo MEJOR MEJOR de todo) y en el centro una gran torre de cebollas caramelizadas, tomates secos, morrones, alcauciles, aceitunas negras y verdes... Los panes son muy ricos, pero los entregan con cuentagotas, lo cual a la hora de comer picada genera un fastidio importante. Con el pan salía un hummus suavecito que me pareció muy bueno. Prometían una ensalada griega con la picada pero se ve que nos portamos mal, porque no nos la trajeron!!! También pedimos unas empanadas ricas ($7) pero chiquititas... con una relación precio-calidad demasiado mala.
Para pasar y tomarse una cerveza... tienen una linda vereda pero... quién se anima con el ruido de la avenida?
Mi puntaje: 7
Boedo 880
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