Otro recuerdo que nos quedó de los ´90 donde los amantes de Pantagruel tenían montones de sitios de los cuales elegir para atiborrarse y sentir que la vida era eso: cantidad cantidad, cantidad.
Elegimos visitar el de Puerto Madero, por razones que no vienen al caso. En apariencia, todo sigue igual, sobre todo la decoración, la eficiencia del personal, los detalles. Pero ya llegando la panera uno podrá sentir, que de tanto recortar y recortar se han quedado con una versión demasiado escasa de si mismo. Cuasi desdibujada, ahí está la mesa de entradas.... otrora, con opciones de verduras grilladas, hoy con ensalada rusa. Por citar solo un ejemplo. Bien los fiambres y quesos que visto y considerando que lucen banderitas de una marca, cabe sospechar que son parte de un arreglo comercial. De los rechauds, nada pero nada que valga la pena.
El servicio sigue siendo uno del los puntos más altos de este sitio. Bien uniformados, bien solícitos y movedizos, nunca estará dejado de lado en este sitio. El manager del local vendrá a traerle la cuenta y le convidarán caramelos al irse.
Las pastas bien, como siempre, aunque las salsas son menos y monótonas, los ravioles de calabaza salieron muy bien, como así también los fuciles al fierrito y los raviolones de ricotta y nuez.
La parrilla sigue siendo un punto muy alto, con buenos cortes de carne impecablemente cocidos, con ricos embutidos y buenas especialidades.
Los postres, siguen siendo exquisitos, con helados de Freddo la calidad está asegurada. A estos, sumaron una fuente de chocolate caliente para bañar frutas, trocitos de budines, etc.; mas enchastre que otra cosa.
Hay globos, brindis, limoncello y canto en italiano para aquellos que cumplan años.
Mayores: $100 en la semana, menores $55
Mi puntaje: 7
En Puerto Madero, al lado de los cines
jueves, 23 de agosto de 2012
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario