lunes, 24 de octubre de 2011

Hierbabuena

Hubo un cambio desde q abrieron, pasaron de las semillas y el extremismo a un suave menú de corte sano, sabroso, interesante, sin perder la esencia pero haciéndose amigables para un público más amplio, entre el cual me cuento. La locación es preciosa, paredes rayadas, combinadas con desgastados, una ventana enmarcada desde la cual se puede ver trabajar al cocinero, una linda barra y detallitos abandonados "casualmente" por acá y por allá, como los cajones antiguos de bebida y el triciclo de la puerta.

La puesta es sencilla pero efectiva, con separación entre las mesas, servilletas amplias y buen nivel general. El servicio es atento, dispuesto a ofrecer detalles sobre la comida, solícito y bien vestido. Están en los detalles, como el pan casero que llega tibio a la mesa, y el dip a base de berenjena y ajo, delicioso.

No trabajan línea de gaseosas, así que acompañamos la comida con limonadas, una común y otra de arándanos (un poco agrias). De entrada nos trajeron un gazpacho fresco y tomatoso. De los principales de mediodía, probamos una tarta de cebollas, queso y hongos, en masa brissé que estaba espectacular, acompañada generosamente de verdes. El otro plato era pollo a la mostaza, con arroz trabajado como risotto y finas láminas de hinojos. De postre: banana con dulce de leche, chocolate y nueces. 

Precio del menú ejecutivo: $48

Mi puntaje: 8

Caseros y el parque.

Adiós al Foie gras?

En ocho meses, California será el primer Estado de EE UU en criminalizar la venta de foie gras. Los californianos que deseen comer el plato tendrán que viajar más allá de las líneas de demarcación estatales. A partir de julio de 2012 entrará en vigor una ley que prohíbe vender o servir en los restaurantes la especialidad por crueldad en el trato a los patos y ocas para que su hígado engorde hasta convertirse en una vianda de lujo.
La legislación no es nueva, data de 2004, fue firmada por el entonces gobernador Arnold Schawarzenegger y apoyada por celebridades como Paul McCartney. A los productores se les concedieron casi ocho años de prórroga para permitirles encontrar una técnica alternativa a la que se usa, que consiste en forzar a ingerir alimento varias veces al día a los animales para engordar artificialmente sus hígados. Al no haberse encontrado método sustitutivo, el Estado ha anunciado que el foie gras será un alimento que ya no estará en las cartas de los menús el verano que viene.
De momento, una serie de chefs de reconocidos restaurantes de Los Ángeles han escenificado su despedida del foie gras como la gente se despidió de la bebida antes de la prohibición que se estableció en 1919 con la Ley Seca. El fin de semana pasado, tres cocineros dedicaban la noche del viernes a un canto gastronómico al plato prohibido con la creación de un menú único de ocho platos, todos ellos compuestos por foie gras, por supuesto. "Quiero que la gente tenga la libertad de comer lo que desee", declaraba al diario The New York Times Ludo Lefebvre, uno de los cocineros. "Los defensores de los derechos de los animales convertirían a todo el mundo en vegano si pudieran. No quiero que esa gente me diga lo que puedo comer o no. Hoy es el foie gras. Mañana será el pollo o la vaca".
Otros cocineros ya han anunciado que desafiarán la ley, a pesar de que las multas pueden ascender a 1.000 dólares por día. "Cuando la norma entre en efecto voy a servir foie gras cada día", asegura Laurent Quenioux, chef en Starry Kitchen, también en Los Ángeles. "Que me manden si quieren a la policía delfoie gras", advierte.
Desde las organizaciones de defensa de los animales se muestran satisfechos con la próxima entrada en vigor de la normativa. "Estas aves no han hecho nada para merecer que se las fuerce a comer continuamente", asegura Paul Shapiro, portavoz del grupo con base en Washington Humane Society of the United States.
No es esta la primera vez que se ha intentado prohibir elfoie gras en EE UU. En 2006 Chicago vio nacer una prohibición que apenas duró dos años, tiempo durante todo el cual se sirvió clandestinamente el manjar en los restaurantes. Aquellos días están recogidos en un libro que escribió un reportero del Chicago Tribune y que se llama La Guerra del Foie Gras.

Fuente: El País (España)